Comportamiento Embalse Lautaro (Altura)

21 11 2024
Altura Embalse (m)13,52

Deshielos podrían provocar inusual aumento en caudales de ríos

*Fenómenos similares a los de marzo de este año ocurrieron en 1997 y 1987, fechas en que el Embalse Lautaro sobrepasó su capacidad máxima y comenzó a evacuar agua por el vertedero, dañando caminos, puentes y provocando el desborde del Río Copiapó en varios sectores. Para esta temporada, se espera que ingresen hasta el tranque un total de 50 millones de metros cúbicos, el doble de lo que actualmente es capaz de almacenar.

 

El 2015 ha sido un año de contrastes para los regantes del Valle de Copiapó, quienes han pasado desde la sequía extrema hasta las consecuencias de los aluviones de marzo pasado. 

Los 123 milímetros de agua caída, registrada en Embalse Lautaro, aseguran completamente la temporada de riego. Pero también nos presentan una situación que podría ser riesgosa: en 1987 y 1997, años en que ocurrieron fenómenos lluviosos como los vividos durante el 2015 se produjeron grandes deshielos que provocaron el rebalse del Tranque Lautaro.

Se repite la historia
A fines de julio de 1987, las lluvias provocaron graves daños en la región de Atacama. Diarios de la época señalaban que fenómenos como ése no ocurrían desde 1927.
Durante ese invierno, también se acumuló gran cantidad de nieve. El miércoles 19 de agosto de 1987 -después de un sobrevuelo- se determinó que existía una cantidad de nieve similar a una pluviometría equivalente a 130 milímetros, hecho que obligó a regular las aguas del tranque Lautaro.
El jueves 3 de diciembre, a lo largo de los 110 metros de vertedero bajaba un caudal de 5 mil litros por segundo: el Embalse Lautaro había alcanzado su límite máximo.
La crecida del río –cuyo caudal alcanzó 19 mil litros por segundo- provocó estragos en puentes y caminos, mientras que los productores de uva tuvieron serias dificultades para transportar sus productos. Los deshielos provocaron inundaciones de los predios ubicados aguas arriba del embalse. Sectores como Pabellón, Viñita Azul, Bodega, Caserón y Puerto Viejo también experimentaron dificultades a causa de la falta de trabajos para reencausar el Río Copiapó, después del invierno.
Algo similar ocurrió el miércoles 14 de enero de 1998. A las 6 de la mañana comenzó la evacuación por el vertedero de un caudal de 10 litros por segundo. El fin de semana anterior se había registrado una entrada de 40 mil litros por segundo.
Hasta el lugar llegó el entonces director de la ONEMI, Humberto Maturana, para aclarar los rumores que aseguraban que el embalse presentaba graves fisuras. Allí la prensa pudo constatar en terreno que la estructura había soportado sin problemas el tercer rebalse de su historia.
En esa ocasión, la descarga por vertedero llegó a un máximo de 16 mil litros por segundo, provocando problemas en puentes y canales, además de temor en Los Loros, San Antonio, Paipote y Tierra Amarilla, sectores que ya habían sufrido daños por las lluvias de julio del año anterior.

Los beneficios
Sin embargo, no todo el impacto sería negativo, ya que cuando escurre agua por el lecho del río se recarga el acuífero.
“El paso de agua por el lecho del río significa para esta Comunidad una fuente de infiltración importante a la napa en este sector, la cual no ha tenido recuperación desde el año 1988, generando que gran parte de los pozos se encuentren secos”, explicó María Carolina Veroitza, gerente de la Comunidad de Aguas Subterráneas “Mal Paso – Copiapó”.
Por esta razón, a su juicio, urge “realizar las labores necesarias que permitan una mayor infiltración de las aguas pasantes por el cauce, de modo de no perderlas, ya sea a través de tajamares, piscinas de infiltración, etc. Debe generarse un plan de manejo de cauces ante estas situaciones que permitan resguardar la infraestructura de conducción y acumulación de aguas superficiales y la recarga del acuífero, labor que debiese cumplir la Dirección de Obras Hidráulicas en conjunto con los actores pertinentes”.

Prevención
Según el documento “Pronóstico de deshielo”, elaborado por la División de Hidrología de la Dirección General de Aguas, para la temporada 2015-2016 se espera una excedencia en los deshielos de un 23%, lo que provocaría que la estación “Copiapó en Pastillo” registre un total 50 millones de m3.
Ante este panorama, la Junta de Vigilancia del Río Copiapó ha manifestado su preocupación a las autoridades correspondientes para tomar medidas en torno a esta posibilidad. “Hemos visto que en años anteriores los desbordes del Río Copiapó, provocados por los deshielos, han ocasionado problemas a los agricultores y a la población. No queremos que esto se repita ya que nuestro Valle aún no se levanta completamente, tenemos regantes que siguen con sus canales embancados y un desborde complicaría aún más su situación. Por eso, hemos presentado al Intendente, al Seremi de Obras Públicas e incluso al Core, distintas alternativas ya que sabemos que el lecho del río necesita intervención. No hay certeza de que el Tranque Lautaro vaya a rebalsar, pero la gran lección que nos dejaron los aluviones de este año es la importancia de la prevención. No podemos darnos el lujo de no estar preparados”, sentenció Cristian González, gerente general de la JVRC.
Hasta la fecha, el agua embalsada alcanza poco más de 5 millones de m3, utilizando aproximadamente un 20% de su capacidad total (que según batimetría realizada en 2007 corresponde a 25,4 millones de m3).
A través de carta fechada 21 de octubre, Reinaldo Fuentealba, Director Nacional de la Dirección de Obras Hidráulicas, aseguró que los trabajos de reencauce del Río Copiapó y Río Jorquera comenzarán a ejecutarse en noviembre del año en curso.
Se prevé que los deshielos comiencen a mediados de diciembre.