¿Cómo se lleva a cabo el reparto de las aguas?
Las Juntas de Vigilancia son entidades de derecho privado, sin fines de lucro y de acuerdo con sus estatutos, ejercen la acción que le otorga el Código de Aguas, que tiene por objeto administrar y distribuir las aguas a que tienen derecho sus asociados conforme a la ley.
De esta forma, la JVRC ejerce la acción y los derechos que le otorgan sus estatutos, el Código de Aguas y las leyes aplicables en el río Copiapó y sus afluentes, desde las nacientes cordilleranas, lagunas, vegas y glaciares, que dan origen al conjunto de los ríos y quebradas que forman parte de las sub-cuencas de los ríos Jorquera, Pulido y Manflas.
En 1875 las Aguas Superficiales del río Copiapó y sus Afluentes fueron divididas en turnos de riego, a través de la “Ordenanza de policía fluvial del río Copiapó y sus afluentes”, donde además se originan los nueve distritos de riego más los turnos de los tres ríos tributarios (Jorquera, Manflas y Pulido), Con el paso del tiempo, esos turnos se transformaron en acciones, es decir, la división del volumen por unidad de tiempo.
En nuestro caso, cada acción representa 10 minutos con un quinto de río cada catorce días.
En base a esto – y dependiendo de la condición natural de los caudales del río y de las aguas acopiadas en el Embalse Lautaro- el directorio de la JVRC sanciona mes a mes, cuál es el caudal para repartir para cada distrito, respetando la equivalencia entre sus acciones. De esta forma, se establece un valor para cada acción en litros por segundo para cada tramo, haciéndose la entrega correspondiente a cada uno de los regantes.
Las organizaciones de usuarios de aguas están reguladas en el Código de aguas del año 1981, en su título III, libro Segundo, de dicho cuerpo normativo se establece que “Art. 266: Las juntas de vigilancia tienen por objeto administrar y distribuir las aguas a que tienen derecho sus miembros en las fuentes naturales, explotar y conservar las obras de aprovechamiento común y realizar los demás fines que le encomienda la ley” y, que “El total de los derechos de aprovechamiento constituidos en la junta de vigilancia se entenderá dividido en acciones que se distribuirán” Art. 268.
Por su parte, el Art. 5 al referirse al dominio y aprovechamiento de las aguas, indica que “Las aguas son bienes nacionales de uso público y se otorga a los particulares el derecho de aprovechamiento de ellas, en conformidad a las disposiciones del presente código.” El mismo cuerpo normativo, agrega que las aguas se dividen en terrestres superficiales o subterráneas, las que son de dominio de su titular y son entregadas a los particulares, quienes las pueden usar, gozar y disponer en conformidad a la Ley.
El problema de la cuenca del Valle de Copiapó
La cuenca del Valle de Copiapó, siempre ha contado con una baja disponibilidad del aguas superficiales, tanto es así, que ya en el año 1875, la autoridad de la época, mediante la Ordenanza de Policía Fluvial, regulaba los turnos de riego, turnos que hoy son las acciones de aguas; en el mismo documento, se establecía que la jurisdicción para ejercer la policía y vigilancia de las aguas llegaba hasta el sector de la ciudad de Copiapó, debido a que hasta dicho sector se regaba con “aguas de Cordillera”, mientras que la parte baja (Bodega, Chamonate y Toledo) se regaba con “vertientes” (afloramiento de aguas) y aguas subterráneas, que era el principal recurso hídrico del sector. (El Riego en Chile, 2003, pag. 33, Santiago de Chile).
Con el correr de los años y la transformación de la agricultura a la uva de mesa y la llegada a la zona de la gran minería, en post de un desarrollo económico de la Cuidad el Estado de Chile, a través de la Dirección General de Aguas, desde los años 1980 al 2000 hace entrega a título gratuito de derechos de aprovechamiento aguas subterráneos (pozos) a los particulares por más de 20.000 litros por segundo [l/s] a lo largo de todo el valle, lo que provoco impactos positivo, tales como el crecimiento de la capital regional, el aumento en los empleos, una generación de mayores puestos de trabajos, , la construcción de más colegios, etc., en definitiva un aumento en la demografía de la Cuidad a más del doble, sin embargo este nivel de extracción sostenida de esta agua que se encontraba oculta en el seno de la tierra, provoco que las históricas vertientes desde el sector de pabellón, hasta los sectores bajos, desaparecieran por completo, eso sumado a las malas condiciones que presenta el Embalse Lautaro, concluyo para que que el Río Copiapó estuviera completamente seco por más de 20 años.
La recuperación artificial del cauce del río Copiapó.
El Río Copiapó, luego de los aluviones de los años 2015 y 2017, los que causaron un terrible impacto de retroceso para la región debido a los daños acecidos por lo aludes de barro, nos permitieron también, contar con un mayor volumen de aguas, lo que se tradujo en mayores caudales, de la misma forma como ocurrió en los años 1987 y 1997, aportando una gran cantidad de agua en sus distintos estados, y una gran acumulación de nieve en la zona cordillerana. Estos hechos, contribuyeron a que se generarán las condiciones para que desde el año 2016, y a pesar del mal estado del Embalse Lautaro, se iniciara un proceso de aumento en el acopio de las aguas y a la vez nos permitieron mantener caudales por sobre lo normal en el cauce del río Copiapó.
A la fecha, la condición de superávit hídrica antes señalada, ya no está presente, durante el año 2018, las precipitaciones registradas fueron de solo 4 mm (Fuente JVRC), (déficit del 94% respecto del año anterior). El río Copiapó en cabecera redujo el flujo de su caudal de 3.200 [l/s] a 1.500 [l/s], de igual forma, se redujo el caudal de la última vertiente activa del valle denominada “La Puerta”, ubicada en el pueblo de los Loros, en la comuna de Tierra Amarilla, de 3.200 [l/s] a 1.500 [l/s], es decir, el caudal de las aguas disminuyo en total 3.400 [l/s], y los caudales del río Copiapó van en descenso y se ira ajustado a la baja.
La JVRC, de forma clara y constante ha informado en los distintos medios de comunicación, que el caudal de las aguas es regulado desde las compuertas del embalse, debido a que las vertientes en la zona baja no presentan recuperación alguna, por esta razón, el directorio de la JVRC, decidió mientras la condición de disponibilidad de agua lo permita y a modo de gestionar eficientemente el recurso hídrico, ha promovido y planteado a la autoridad, la necesidad de realizar trabajos para generar espejos de aguas en el cauce del río Copiapó, a través de la generación de pequeños diques fusibles, con la finalidad de aportar eficientemente a un hermoseamiento del entorno de la Ciudad.
El Embalse Lautaro
Embalse es la obra artificial donde se acopian aguas, así lo estable el Código de Aguas en su Art. 36 Inc. 2. La JVRC desde el año 2013, ha puesto en evidencia que el actual embalse no cumple con su función debido a que no proporciona seguridad de riego para los derechos de aprovechamiento de aguas superficiales, por tal motivo y luego de arduas gestiones, se ha avanzado con estudios a nivel de perfil, y la evaluación de posibles alternativas técnicas y económicas para mejorar esta obra de acopio, las que ha dado como resultado que hoy se haya podido materializar la elaboración de los estudios finales de la reparación del embalse Lautaro en conjunto con CCIRA, con el claro objetivo de contar con un Embalse eficiente de hasta 12 MM m3 que permita que año a año, el embalse se pueda usar como un regulador de temporada, generando seguridad de riego.
El 2018 un año inolvidable para Copiapó.
Como junta de vigilancia del Rio Copiapó, queremos agradecer a todos, quienes entienden realmente la problemática de agua, y estamos convencidos que una gestión con obras eficientes y un trabajo en comunión con los distintos actores públicos y los municipios es relevante, para que en conjunto se pueda desarrollar sosteniblemente la Cuidad de Copiapó y la comuna de Tierra Amarilla, manteniendo la generación de empleos, pero aunando por mejorar la calidad de vida de las personas.
Desde el 2016, gracias a la condición hídrica antes expuesta hemos podido demostrar con pequeñas obras, como áreas de recarga artificial, o los desarenadores en el Rio, incluso realizando por primea vez en la historia actividad náuticas deportivas y familiares en el embalse lautaro, que gestionando de manera distinta el recurso hídrico se puede ir potenciando otros aspectos que nos brinda esta hermosa región como el clima, y sus bellezas naturales, así que es de esperar que por el bien de todos podamos seguir avanzando en esa dirección.
Sin otro motivo y deseándoles un feliz 2019, le saluda la JVRCopiapo.