Desde el 24 de marzo del 2015, los regantes y la comunidad en general se habían olvidado de ver el noble Embalse Lautaro, completamente seco, realidad que era frecuente año a año, hasta el aluvión del 25 de marzo del 2015, donde las lluvias, originadas por un núcleo frío en altura, y una isoterma por sobre los 4.000 m.s.n.m. hicieron estragos en lo alto de la cordillera. Una historia conocida y llena de dolor y barro, pero por sobre todo de la demostración de la resiliencia, voluntad y amor de la gente del valle de Copiapó por levantarse y seguir desarrollado su vida en esta bendecida Tierra.
2015 – 2017 un ciclo de abundancia hídrica
Durante estos años, el valle de Copiapó gracias a las lluvias las lluvias del 2015, provocaron que el caudal del río Copiapó, crecieran en más de 100 veces su caudal normal, (aluviones) y permitieron que el rio Copiapó fluyera tras 15 años de sequía , pero además, que la cordillera tuviese una recarga de nieve, otorgando un alivio a la situación de estrés hídrico que registraba la cuenca del valle de Copiapó, abundancia que fue reforzada aún más, después de recibir las lluvias del año 2017, lo que provoco que el embalse Lautaro a pesar de su grave condición, llego a su máxima capacidad por cuarta vez en su historia, tal como sucedió en los años 1987,1988, 1998.
Junta de Vigilancia, una gestión responsable del uso del agua
Desde el 2015, la gestión de la JVRC, a pesar del ciclo de abundancia, continuo orientada a la concreción de proyectos para aumentar la eficiencia hídrica, trabajando mancomunadamente junto al sector privado y público, materializando proyectos de infraestructura, y siendo rigurosos en las entregas de aguas de los regantes que poseen derechos de aguas superficiales, e incluso aportando y concretando proyectos con una orientación socio ambiental inéditos en el valle, esto permitió a pesar de la deficiente condición del Embalse Lautaro, y ya tres años de nula precipitación, brindar tranquilidad y regularidad de entrega de agua a los regantes.
De vuelta a la normalidad
Las condiciones de acopio del Embalse actualmente bordean los 4 millones de m3 y los exiguos caudales aportados por los ríos tributarios (Jorquera; Pulido; Manflas), los que en su totalidad no superan los 800 litros por segundo, nos advierten que luego de casi 5 años el Embalse Lautaro, podría quedar completamente seco en uno o dos meses, y los regantes deberán ser aún más estrictos en las entregas de aguas, con objeto de que el agua sea prorrateada para todos.
Quizás sea esta una nueva oportunidad para la toma conjunta de decisiones relevantes, en busca de un desarrollo sostenible para el valle de Copiapó.
En medio de la dificultad reside la oportunidad. -Albert Einstein.