Intenso y acontecido, el 2018 fue un año en que la gestión eficiente del recurso hídrico se convirtió en tema de discusión a nivel ciudadano y político.
Es que con un proyecto de mejoramiento del Embalse Lautaro aún en carpeta, su impermeabilización y rehabilitación se ha convertido en un sueño casi inalcanzable para los regantes del Valle de Copiapó.
Sin embargo, el equipo ejecutivo, administrativo y operativo de la Junta de Vigilancia del Río Copiapó no ha cesado en sus esfuerzos por cumplir cada uno de los objetivos trazados en el plan de modernización establecido en 2008, planificación que ha permitido no solo conseguir grandes logros, sino también grandes contratiempos como los recordados aluviones de 2015 y 2017, o los intensos períodos de sequía que incluso secaron el Embalse Lautaro en 2014.
Es que han sido 10 años en que no solo se ha profesionalizado esta organización de usuarios de agua, sino que se han llevado a cabo un sinfín de iniciativas que han permitido mejorar la red de canales matrices desde Pabellón a Copiapó, mejorando un total de casi 25 kilómetros.
A su vez, se ha concretado la construcción de los embalses reguladores de Cerrillos y Palermo en la comuna de Tierra Amarilla, además de la implementación de sistemas de medición en cada entrega.
Ello, sin contar con el minucioso mejoramiento del sistema de monitoreo del Embalse Lautaro, el que actualmente cuenta con sus sofisticado sistema de telemetría y control a distancia, que permite conocer minuto a minuto su estado.
Junto con estas iniciativas, más el resto de los proyectos llevados a cabo en casi una década de modernización, se espera que a fines de 2019 se haya alcanzado un 98% de eficiencia en la conducción de las aguas. Un logro que pocas organizaciones de agua han podido conseguir, pero que impone nuevos desafíos como los nuevos proyectos que resta ejecutar durante el año en curso.